El pozo sin agua

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En este pozo en el que nos han metido algunos políticos y la mayoría de los bancos no hay agua para todos. Ellos, desde arriba, han esperado sin prisas a que una buena parte de los españoles se ahogasen o se hundiesen mientras el resto iban escalando por la pared para llegar a la superficie y poder respirar un poco tranquilos.

Y como nadie lograba salir del pozo, ha tocado cada día buscarse la vida y saciar la sed con lo que uno encuentra para beber en aquel momento. Reinventarse a diario es ya un proceso natural para la clase baja que es la única que ha quedado viva tras el destrozo social realizado que se ha llevado por delante a la clase media y ha hecho aún más rica a la clase alta.

Los ricos son más ricos y los pobres son multitud. La burbuja inmobiliaria provocó un agujero inmenso en los bancos que habían asumido el riesgo de financiar la construcción de casas regalando las hipotecas, coches y cualquier lujo que tuvieran las personas. Y como la banca hacía aguas, el estado salió a su rescate sin preguntarnos a ninguno de nosotros pero usando nuestro dinero. Porque el gobierno ha dado a todos estos bancos derrochadores y nada previsores la vergonzosa cantidad de 219.000 millones de euros que, en forma de crédito, avalo subvenciones o participaciones, hemos pagado todos los ciudadanos sin saberlo. Y ahora que conocemos la cifra estamos todavía más indignados: cada español mayor de 18 años ha prestado a los bancos 5.500 euros para tapar su pufo mientras los bancos, al mismo tiempo, han desahuciado a más de 400.000 familias en todo el país.

Los 59.000 millones inyectados a Bankia, los 12.000 prestados a Catalunya Caixa o los 9.000 otorgados a Nova Caixa Galicia, son tres claros ejemplos de nuestra supuesta solidaridad que ha ejercido el estado sin consultarnos y a la cual, en caso de consulta previa, nos hubiésemos negado todos. Porque ese dinero que jamás tuvimos aunque nos perteneciese y que sirvió para alimentar al sector bancario, nos ha dejado a nosotros en la ruina y les ha permitido a ellos especular y tener mayores ganancias.

Los cinco grandes bancos españoles – Santander, BBVA, Caixabank, Popular y Sabadell- obtuvieron el año pasado más de 7.600 millones de euros de beneficios. La misma banca que nos cerró el grifo a todos los ciudadanos y negó préstamos y créditos a las pequeñas empresas y autónomos se sigue enriqueciendo a nuestra costa con el permiso del gobierno que les apoya. Los ministros del PP, Montoro o De Guindos, y otros personajes de este partido como Maria Dolores de Cospedal, se llenan la boca con sus supuestos logros para acabar con la recesión mientras se defienden de los escándalos que rodean a su formación. Para llevar a España a la situación de desamparo actual no se puede ser malo. Todo lo contrario. Esta gente es buena, muy buena porque saben por dónde golpearnos para intentar hundirnos y como salvar sus muebles y quedarse a flote solo ellos.

El problema lo han tenido al pensar que todos estábamos ciegos y se podían reír de una nación entera e irse de rositas. No lo conseguirán. Mientras quedemos todas aquellas personas que trabajamos a diario defendiendo los intereses comunes de asociaciones y colectivos, que nos levantamos cada mañana para conseguir obtener un mundo mejor y más justo o que tenemos un espacio de opinión y libertad para ejercerla, mientras existamos ellos no tienen nada ganado.

Si hoy saciamos nuestra sed, la saciaremos mañana y al día siguiente. Y cuando logremos salir del pozo y ayudemos a los demás a salir de él, que se preparen los que han arruinado España y la vida de miles de personas. Cada uno recoge lo que siembra.

Ángel Juárez Almendros

Presidente de Mare Terra Fundación Mediterrània y de la Red Internacional de Escritores por la Tierra.

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